Recientemente supe de la noticia de un profesor de Filadelfia que le quitó a uno de sus estudiantes un ipod durante la clase. Como respuesta, el joven y otro compañero, empujaron al profesor contra un armario, le golpearon la cabeza y fracturaron dos huesos. El profesor en cuestión goza de popularidad y aceptación entre los estudiantes del colegio, lo que hace suponer que debieron agotar su paciencia como para que decomisara el ipod. La Mestra María el mes pasado, como una premonición, lanzaba algunas preguntas al aire...
¿Qué debe ir a la escuela y qué no debe ir a la escuela? ¿Es conveniente el uso del celular en el aula? ¿Qué medidas tendrían que implementarse para su uso? ¿Será necesario actualizar el “Manual de Carreño” para adaptarse a los cambios que se han operado? ¿Acaso la escuela no es el lugar ideal para la socialización? ¿Escuchar música en un ipod, aísla al estudiante y le impide la comunicación con los otros? ¿Puede ser utilizado como un recurso para el aprendizaje? ¿Es la ostentación la causa por la que el joven lleva estos implementos al aula? ¿A qué se expone el joven que hace uso inadecuado de estos elementos? ¿Tendría que crear la escuela un espacio para el resguardo de elementos de la tecnología de uso particular? ¿Qué tipo de valores habría que fomentar para viabilizar el uso de estos aparatos en el aula? ¿Ayudará en la comunicación con los niños y jóvenes que el docente maneje apropiadamente y disponga a su vez de los mismos? ¿Se pueden generar proyectos donde el uso de cámaras, celulares, ipod, pen drivers, computadoras personales, entre otros, sea necesario?Xor le dió muy buenas respuestas a las interrogantes, y no puedo más que estar de acuerdo. Todo tiene su momento y su lugar, no todo puede ser música. El momento de la clase es el momento de clase, el del ipod será el del ipod. ¿Podemos integrar las nuevas tencologías a los proyectos de aula? Por supuesto, como también debemos intregrar los valores, y ambos no pueden chocar. No voy a escribir sobre los beneficios de la música y lo que resulta al integrarla a lo que manejamos en clase, pero no podemos dejar que se nos escape de las manos y tengamos en nuestras escuelas casos como el del profesor agredido.
Sí, es necesario actualizarse, pero no podemos echar a un lado los valores. Estamos llamados a reafirmar la vigencia del respeto y convivencia en la era de los avances tecnológicos, y no permitir que lleguen a ser antagónicos. Podemos bien incorporar las nuevas tecnologías en el proceso educativo, pero también debemos prestar atención a lo que transmite la música que se escucha, las imágenes que se muestran, los contenidos que se almacenan, por parte de la juventud de ahora en estos aparatos, cuyo manejo inadecuado llega a interferir en clase y en muchas otras actividades sociales. Esto y más es lo que ocurre cuando tenemos padres más preocupados en ser "panas" que en ser padres.
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